Según el Reglamento de Seguridad contra Incendios en Establecimientos Industriales, la cubierta de un edificio debe tener una resistencia al fuego que sea al menos la mitad de la exigida para los elementos constructivos con los que intersecta, especialmente en una franja de al menos un metro de ancho.

Esta franja puede estar integrada en la propia cubierta, si se demuestra que resistirá tras el colapso de las partes no resistentes; fijada a la estructura de la cubierta, si esta cumple con la estabilidad requerida; o formada por una barrera independiente colocada a no más de 40 cm de la parte inferior de la cubierta.

La correcta integración y colocación de esta franja cortafuegos son cruciales para proteger las áreas vulnerables en caso de incendio.

La franja debe asegurar la continuidad del sistema de compartimentación, y la barrera independiente debe estar adecuadamente fijada para ser efectiva, minimizando el riesgo de propagación del fuego y protegiendo tanto la estructura como los ocupantes del edificio.